Cuando sea la hora de estar lejos
No se si es la angustia de ver pasar los días por afuera y que nada sana por adentro
El sueño era, de nuevo, muy real.
En el sueño sentía todo y todo era conocido
Ella en la cama, con el pelo blanco, con las manos al costado del cuerpo, con la manta tirante sobre la falda
Sin pecho, sin raya en el pelo, con la piel llena de pliegues, con olor a limpio y viejo
Todo eso y los miedos de tres generaciones, el deterioro, el abandono, el mirar la muerte tan cerca pero angustiantemente lejos
Las decisiones
Yo quiero mi interruptor
Quiero decir basta cuando sea basta
Quiero incendiarlo todo
Quiero dejar solo cenizas
No quiero a nadie merodeando mis cosas
Juzgando mis vestigios
No quiero a nadie cerca cuando sea la hora de estar lejos